Ferro no lo pensó dos veces. Una vez que descubrió que Chacarita estaba perdido en el partido, desenmascaró a uno de los animadores del certamen y lo venció cuando, decidido, apretó el acelerador y dejó de tenerle piedad a su rival por más que le pidiera clemencia desde el suelo. Y eso que el “Funebrero” se puso en ventaja rápidamente, a los 10 minutos, a través de Matías Alustiza. El delantero capturó un rebote fuera del área a la salida de un córner y su remate, esa vez, tuvo destino de gol después de que el balón se desviara en Leandro Testa.
Sin embargo, el conjunto que entrena Pedro Monzón se confió, y por un rato bastante prolongado, por cierto, se durmió. La visita, que había comenzado con una propuesta tímida, enseguida tomó nota. El gran manejo de Lucas Nanía más el traslado y las gambetas de Gonzalo Castellani fueron demasiado para una defensa “funebrera” muy lenta y desconcentrada. Cuando el local abrió los ojos, Ferro ya se lo había dado vuelta con un monólogo casi perfecto. Primero “Oeste“ lo empató transitoriamente con una gran jugada individual de Castellani, que con un toque de magia clavó uno de sus “conejos” sin que Tauber se diera por enterado. Luego, Lautaro Trullet volvió a meter un centro tras un primer ensayo fallido de Castellani y Federico Lértora, absolutamente sólo en el área chica, convirtió el primer gol de su carrera y el segundo de su equipo. Ahí Chacarita reaccionó: Monzón mandó a la cancha a un delantero como Leandro D’Amico y buscó la igualdad desprotegiéndose atrás, con los dirigidos por Carlos Trullet al acecho. Y si bien la consiguió en la segunda mitad (después de un córner, Echeverría se la bajó a Aróstegui y el atacante puso el 2-2), no aprendió la lección y volvió a cometer errores que lo alejan de su objetivo (ya lleva 6 cotejos sin ganar). Cometió dos penales en la misma jugada ante la mirada del árbitro (Dolci a Nanía y Echeverría a Altamirano), Castellani cambió la pena por gol y Ferro empezó a justificar su triunfo. Cerca del final lo cerró con un golazo de Tonetto, y cosechó su segunda victoria consecutiva para engrosar el promedio.
Chacarita no tiene rumbo, no encuentra una madurez que le devuelva una solidez como equipo. De esta forma, un equipo de origen humilde hizo gala de sus falencias, lo expuso ante su gente provocando que se quite el antifaz. El "Funebrero" estuvo maquillado, aunque tiene tiempo de sobra para reivindicarse y dar vuelta la historia. Sin caprichos, sin enigmas. Y dejando de jugar a las escondidas.
Sin embargo, el conjunto que entrena Pedro Monzón se confió, y por un rato bastante prolongado, por cierto, se durmió. La visita, que había comenzado con una propuesta tímida, enseguida tomó nota. El gran manejo de Lucas Nanía más el traslado y las gambetas de Gonzalo Castellani fueron demasiado para una defensa “funebrera” muy lenta y desconcentrada. Cuando el local abrió los ojos, Ferro ya se lo había dado vuelta con un monólogo casi perfecto. Primero “Oeste“ lo empató transitoriamente con una gran jugada individual de Castellani, que con un toque de magia clavó uno de sus “conejos” sin que Tauber se diera por enterado. Luego, Lautaro Trullet volvió a meter un centro tras un primer ensayo fallido de Castellani y Federico Lértora, absolutamente sólo en el área chica, convirtió el primer gol de su carrera y el segundo de su equipo. Ahí Chacarita reaccionó: Monzón mandó a la cancha a un delantero como Leandro D’Amico y buscó la igualdad desprotegiéndose atrás, con los dirigidos por Carlos Trullet al acecho. Y si bien la consiguió en la segunda mitad (después de un córner, Echeverría se la bajó a Aróstegui y el atacante puso el 2-2), no aprendió la lección y volvió a cometer errores que lo alejan de su objetivo (ya lleva 6 cotejos sin ganar). Cometió dos penales en la misma jugada ante la mirada del árbitro (Dolci a Nanía y Echeverría a Altamirano), Castellani cambió la pena por gol y Ferro empezó a justificar su triunfo. Cerca del final lo cerró con un golazo de Tonetto, y cosechó su segunda victoria consecutiva para engrosar el promedio.
Chacarita no tiene rumbo, no encuentra una madurez que le devuelva una solidez como equipo. De esta forma, un equipo de origen humilde hizo gala de sus falencias, lo expuso ante su gente provocando que se quite el antifaz. El "Funebrero" estuvo maquillado, aunque tiene tiempo de sobra para reivindicarse y dar vuelta la historia. Sin caprichos, sin enigmas. Y dejando de jugar a las escondidas.
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